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marzo 7, 2025

Actividad híbrida y con previa inscripción: asistente.nel.mexico@gmail.com

Argumento:
La obesidad es uno de los problemas de salud más graves del siglo XXI. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos. En la última década, ha habido un aumento progresivo en la prevalencia de la obesidad y los trastornos de alimentación incontrolada.

Domenico Cosenza, quien tiene una larga trayectoria clínica y en la investigación de los trastornos alimenticios, señala que la clínica de la obesidad y de los trastornos de alimentación incontrolada siguen siendo un tema complejo y desafiante en el psicoanálisis, tienen un peculiar estatuto de inclasificabilidad, que en ciertos aspectos se vuelve sintomática su presencia y su posición en el marco de la psicopatología contemporánea.  En efecto, su presencia se configura como una «presencia ausente» dentro del psicoanálisis. Doménico Cosenza, nos dice que estos casos cada vez más numerosos, confronta al analista con una clínica propia de la nueva época del inconsciente. Es un desafío al que el psicoanálisis contemporáneo no puede retroceder y está llamado a responder. Es en este punto que Domenico Cosenza , propone un nuevo encuadre de la cuestión de los síntomas contemporáneos, un nuevo paradigma que formula con el nombre de clínica del exceso. Las patologías del exceso se presentan como soluciones alternativas, modos de goce sin el Otro, donde el empuje al goce desborda los frágiles diques simbólicos.

La práctica analítica le ofrece a ese ser hablante de hoy, acceder a un encuentro distinto.

Semblanza del invitado

Domenico Cosenza

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Milán (1992); Psicólogo por la Universidad “La Sapienza” de Roma (1999); licenciado en Psicología Clínica y Comunitaria por la Universidad de Turín (2003), máster en Psicoanálisis por la Universidad de París VIII (2006), doctor en Psicoanálisis por la Universidad de París 8 (2011).

Miembro AME de la SLP [Scuola Lacaniana di Psicoanalisi] y de la AMP. Fue Analista de la Escuela (AE, 2017-2020). Ha sido presidente de la SLP y de la Eurofederación de Psicoanálisis (EFP), de la cual dirigió su revista internacional de psicoanálisis en francés Mental, de noviembre de 2017 a noviembre de 2019. Director de la sede de Milán del Istituto Freudiano per la Clinica, la Terapia e la Scienza, de 2004 a 2006. Es profesor asociado en Psicopatología del desarrollo en la Universidad de Pavia.

Experto en temas relacionados con los trastornos alimentarios, es presidente y fundador, desde marzo de 2012, de la rama milanesa —Asociación Kliné— de la Federación Italiana de Trastornos Alimentarios (FIDA) y actual vicepresidente de la FIDA.

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IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.