PRIMER ENCUENTRO DE ESCUELA NELcf CdMx
LA EFICACIA DEL PSICOANÁLISIS

“Todavía estoy interrogando al psicoanálisis, sobre el modo en que funciona. ¿Cómo puede ser que constituya una práctica que, incluso a veces, es eficaz?”

Lacan 1976

Interrogar la eficacia del psicoanálisis constituye una forma de apuntar al corazón de la pregunta con la que Lacan dio lugar a una enseñanza que, aún hoy en día, a contrapelo de la corriente de la época, tiene efectos.

Desde el inicio hasta el final de su enseñanza, Lacan propone como pregunta fundamental la puesta en cuestión por la práctica analítica y su causa eficiente, constituida por la posición, nunca asegurada, del analista y los efectos que de su operación resultan.

Es así como Lacan desde su primer seminario advierte a los analistas que, si “no están aquí a fin de cuestionar toda su actividad, no veo por qué están ustedes aquí” . Posición que será sostenida por él hasta el final, señalando en la última lección de su seminario L ínsu qui sait de l´une bévue s´aile à mourue, que se rompe la cabeza e intenta pensar “[…] que al final de cuentas, el psicoanálisis es lo que hace que aparezca lo real[…]”, bajo la invención de un significante “[…]que no tendría ninguna especie de sentido […]” , dado que “[…] eso sería quizás lo que nos abriría a lo que, con mis pasos torpes, llamo lo real” .

De manera que interrogar al psicoanálisis, constituye la posición propiamente analítica, siempre analizante, donde es necesario preguntarse cada vez y en cada caso, cómo es que el psicoanálisis no actúa bajo los efectos de la sugestión. Cuestión central también para Freud, en lo que a la transferencia se refiere y la operación analítica que pueda tener lugar.

Si el psicoanálisis, en tanto práctica inédita y discurso que no se reduce al semblante, es eficaz, lo es, sólo sí puede dar lugar a un tratamiento de lo real que en esta experiencia se refiere al goce que comporta el síntoma en el caso de las neurosis o en los distintos fenómenos que se presentifican en las psicosis. Siendo siempre el cuerpo, de una u otra manera, el lugar por excelencia en el que la satisfacción de la pulsión tiene lugar.

Se trata entonces de pensar en acto -a partir de las tres dimensiones que configuran el trabajo al interior de la Escuela, clínica, epistémica y política-, en la especificidad del psicoanálisis y su eficacia, si es que esta tiene lugar, respecto a los agentes terapéuticos de la época, comandados por el amo en turno y la lógica establecida del orden capitalista.

Es así como, a partir de la elaboración provocada y la transferencia de trabajo, se propone la puesta al trabajo en nuestra sección, bajo el título “La eficacia del psicoanálisis”, alrededor del psicoanálisis y la pregunta siempre puesta al trabajo sobre qué es ser un psicoanalista; bajo la lógica de la construcción del caso, la práctica de la conversación y lo que el pase puede enseñar respecto a los puntos vivos de la experiencia analítica, como aquello que se anida en el corazón de la Escuela.

Una apuesta por el encuentro siempre contingente al interior de nuestra sección, invitando a la enunciación singular de quien le da vida, descompletando aquello que hasta el momento suponemos saber alrededor del psicoanálisis, nuestra práctica y de lo que de ella surge, en una época en la que frente a la tendencia a la despatologización contemporánea, los analistas de la orientación lacaniana intentan dar lugar a algo de lo real puesto en juego y enunciado por Lacan, bajo el aforismo “No hay relación sexual”, tema que orienta el trabajo de nuestra Escuela rumbo al próximo congreso de la AMP en 2026.

[1] Lacan, J. El Seminario, Libro 1. Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires, Paidós, 2007, p. 20.

[1] Lacan, J. “Hacia un significante nuevo” en Revista Lacaniana de Psicoanálisis N0 27. Año XIV. Buenos Aires, Grama, 2019

[1] Ibíd.

Costos:

  •  Miembros, asociados y miembros bajo condiciones: $1000 (residentes en CDMX será modalidad presencial).
  •  Público en general que se conecta virtualmente a la actividad del 8 de junio: $600
  •  Estudiantes con credencial: $400
  •  Grupos o iniciativas hacia la Escuela: $2000

     Informes:  asistente.nel.mexico@gmail.com

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.