Taller de construcción de casos clínicos en psicoanálisis

Responsables: Carolina Puchet Dutrénit, Ana Viganó

 

La presentación de casos es la manera con la que los analistas transmitimos nuestra práctica. Pero, ¿cómo se da cuenta del caso? ¿Existe una manera conveniente para la transmisión de la clínica?

Sabemos más fácil por la negativa, muchas veces, lo que la dificultad de aprehensión de la experiencia nos pone como un desafío. Podemos decir en principio lo que la presentación de casos en nuestra Orientación, no es: no es un resumen cronológico de eventos, ni un relato histórico o biográfico, ni una teorización que corra el riesgo de desdibujar la presencia del decir del analizante. Decimos entonces, afirmativamente, que se trata de una construcción.

En este breve taller intentaremos adentrarnos en esta perspectiva: la construcción de casos clínicos en psicoanálisis de Orientación Lacaniana. Contaremos para ello con articulaciones teóricas a partir de la bibliografía sugerida y con la presentación y discusión de casos de los colegas responsables y de los asistentes, que generosamente compartirán lo que nos enseña el estado de sus construcciones. Y en el último encuentro tendremos la participación en videoconferencia de María Hortensia Cárdenas para enriquecer aún más nuestra conversación.

¡Que sirva esta cita de inspiración, mientras esperamos nuestra primera cita!

          “Un caso es un caso si testimonia, y lo hace de la incidencia lógica de un decir en el dispositivo de la cura, y de su orientación hacia el tratamiento de un problema real, de un problema libidinal, de un problema de goce. Si observamos esta gravitación de la lógica significante en el campo del goce, entonces podremos hablar del caso en el sentido en que reencontramos el casus latino (1), lo que cae, contingencia inoportuna, o el Einfall freudiano-idea, irrupción, incidencia, ocurrencia-, que recubre la misma zona semántica.”*

*Laurent, E. El caso, del malestar a la mentira, en Lectura del caso en la practica de Orientación Lacaniana, Buenos Aires : Grama Ediciones, 2009, pp. 16-17

1- Casus: Participio pasado substantivado de cadere que, significa propiamente «hacer caer, caer», designa por eufemismo la muerte y significa «eso que llega, azar, accidente, inopor­tuno, desgracia». Dictionaire historique de la langue fram;aise, sous la direction d’ Alain Rey, Le Robert, 1998.

Bibliografía sugerida

 

Laurent, E. El caso, del malestar a la mentira, en Lectura del caso en la practica de Orientación Lacaniana, Buenos Aires : Grama Ediciones, 2009, pp. 11-27

Arenas, A., Seminario Lectura del caso en la práctica de Orientación Lacaniana, en Id, pp. 31-55

Berenguer, E., ¿Cómo se construye un caso? Seminario Teórico y Clínico, Barcelona : NED ediciones, 2018.

Inicio: 04/09/2019
Finalización: 04/12/2019
Horario:19:30 Hrs
Modalidad: Presencial
Lugar: Sede NEL Ciudad de México

IV JORNADAS DE LA NEL-cf CDMX:
PRESENCIAS DEL ANALISTA TEXTO DE ORIENTACIÓN
EJE: Presencias… en la ciudad y la época

Un despertar

¿Cuál podría ser la incidencia política un poco más allá de esta presentación negativa?

Tal vez cierto efecto de despertar. Un despertar respecto de aquello de lo que en

definitiva se trata en los ideales sociales: del goce y de la distribución del plus-de-gozar.

 (Jacques-Alain Miler)

Desde hace tiempo los analistas hemos afrontado el desafío ético de hacer a un lado la rutina del consultorio y asumir una presencia en los dispositivos comprometidos con la salud mental en nuestras ciudades, así como en los debates públicos con el Otro social. En este aspecto, no cabe desconocer que, más allá de la vigencia del discurso del analista y sus consecuencias prácticas, en una perspectiva más amplia, se trata del consentimiento a la convocatoria de Lacan de alcanzar “una incidencia política donde el psicoanalista tendría su lugar si fuese capaz de ello”[1]. Por supuesto, para estar a la altura de la época, ello exige al deseo del analista el miramiento por los síntomas de la actualidad, los impases en lo social, y el aggiornamiento permanente respecto de los discursos emergentes que se imponen al compás de cada tiempo.

Ahora bien, ¿De qué presencia se trata?, ¿Cómo pensar esa presencia?

Más allá del analista causa del trabajo del sujeto supuesto saber, correspondiente a la dimensión transferencial del inconsciente, encontramos una clara orientación en el Capítulo X del Seminario 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Allí Lacan nos advierte sobre la presencia del analista, primordialmente, como una manifestación del inconsciente. Y es sólo desde ahí como tiene lugar su presencia real, más allá del par imaginario del a-a´, desidealizando, a su vez, la figura y la persona del analista, para reducir su función a la de un resto, “un resto fecundo” –en tanto una presencia muy particular que se pone en juego solamente en el arte de escuchar del analista. “El arte de escuchar casi equivale al del bien decir”[2].

Como vemos, ello no será ciertamente exclusivo de la experiencia analítica. Esta función estará activa en todos los vínculos donde se trata de la relación del sujeto con el saber y el goce. “Se trata en estos vínculos siempre de una relación transferencial encarnada en la persona que se supone agente de la acción, pero esa atribución de saber a la persona deja en realidad encubierta la relación del sujeto con el saber de su propio inconsciente, verdadero agente del vínculo”[3]. En la medida en que el analista con su acto recuerde la banalidad del sentido de las palabras, opere como el dedo elevado de San Juan tal como Lacan evoca en “La dirección de la cura”, señalando cómo somos hablados, que la referencia del lenguaje no existe, hará presente la perspectiva de lo real más allá de la realidad.

En este sentido, la ironía sirve muy bien a la posición del analista a la hora de perturbar los ideales sociales y revelar su naturaleza de semblantes respecto a un real que sería del goce. “Está más bien, como Sócrates, para hacer temblar, para hacer vacilar los ideales, a veces simplemente poniéndolos entre comillas, quebrando un poco los significantes-amo de la ciudad”[4]. Sin embargo, por otro lado, Lacan nos enseñó que los ideales son semblantes, arbitrarios, pero que esos semblantes son necesarios. La sociedad se sostiene gracias a sus semblantes, no hay sociedad sin identificaciones. Entonces si, por un lado, es cierto, el padre es un semblante, y, sí, se puede prescindir de él … sin embargo, no hay que olvidar que ¡a condición de saberlo utilizar!

Pensar la presencia del analista como la provocación de un despertar implica, necesariamente, sostener un deseo vivo. Seis años antes de su Seminario 11, en el texto La dirección de la cura y los principios de su poder, paradójicamente, Lacan dará al analista el lugar del muerto, dejando el yo a un lado para que pueda surgir el lugar del Otro para el sujeto, el inconsciente, su verdadera pareja, en el registro de lo simbólico. Es el lugar de la causa de la división del sujeto que Lacan formalizará más adelante con la función del objeto a, presencia irreductible.

Para finalizar, cabe mencionar el concepto de “acción lacaniana” que Jacques-Alain Miller ha propuesto para nombrar en el seno de la Asociación Mundial de Psicoanálisis la política de incidencia en los ámbitos políticos y sociales como el correlato del acto analítico en la sociedad. Si Lacan ha formulado que «No hay clínica del sujeto sin clínica de la civilización» es porque la topología del inconsciente lacaniano –allí donde el analista manifiesta su presencia- resulta, entre un afuera y un adentro, de una extimidad irreductible. ¿Cómo el deseo del analista pudiera, entonces, prescindir de la ciudad y la época?

 

[1] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.

[2] Lacan, J., El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Editorial Paidós, p. 129.

[3] Bassols, M., Presencia del analista, Cuadernos del INES Nro 14, Editorial Grama, p. 99.

[4] Miller, J.-A., El psicoanálisis, la ciudad y las comunidades.